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sábado, 6 de noviembre de 2010

Sábado, 6 de noviembre. Tortitas para cubrir huecos


Sábado, otra vez. En casa, y sola. ¿Pasaré todos los sábados de mi vida, a partir de ahora, sola?


Ayer por la noche, después de hablar por teléfono con Ro, mi madre vino a verme. Quería que fuéramos a pasar el fin de semana a la ciudad, para estar con mi padre. Fue algo así:
-¿Y por qué no viene él?
-Porque tiene que ensayar.
-Y yo tengo que estudiar.
Menos mal que esas palabras son mágicas. Queda un mes para los exámenes, y todavía me estoy enterando de qué van las clases. Así que esta mañana se ha ido ella y no volverá hasta mañana por la noche. Si estuviera en Madrid, montaría una fiesta, os invitaría a todos a organizar un camping en casa, saldría hasta la madrugada o haría una sesión de "cine sin paradas", como las que siempre juramos que haríamos cuando tuviéramos nuestra propia casa, ¿os acordáis? Pero como estoy aquí, me he dedicado a estudiar de verdad, me he tomado siete kilos de tortitas con nata, me he pasado la tarde haciendo zapping y ahora estoy tan aburrida que, después de que publique esta entrada, me meteré en la cama. ¿Mañana? Planazo. He quedado con María. Ella me pasa los apuntes que me faltan (sí, todavía hay cosas de principio de curso que no tengo y entran en los exámenes) y yo le echo una mano con las Mates. Le dije que se viniera a casa, o que yo iba a la suya. Más cómodo, ¿no? Pero reaccionó como si le estuviera proponiendo visitar al conde Drácula. A lo mejor es que su padre es vampiro :D Con lo rarita que es, no me extrañaría.
Mola el vídeo de la fiesta que me habéis mandado, aunque está todo un poco borroso. Ro, estás genial con esa cara tan pálida, los labios sangrantes y la araña colgando del pelo :D Por cierto, ¿quién era el chico que bailaba contigo? Eh, cerda, que eso no me lo has contado...
Estoy pensando que todavía han sobrado tortitas, a lo mejor me tomo un par para cenar. ¿Os he dicho que he engordado dos kilos desde que llegué? Estoy tan desesperada que a lo mejor hasta tiro de alguna peli de esas que mi madre guarda como tesoros. Alguna en blanco y negro, de mucho llorar, para terminar de deprimirme y sentirme desgraciada a gusto.



¿Vosotras salís hoy? No me contestéis. Pasadlo bien.

3 comentarios:

  1. Qué bien nos torean las niñas, y más cuando empiezan a tener esa edad, en la que tienen muy claro las respuestas infalibles para convencer a mamá: es que tengo que estudiar, jajaja

    Lo de pasar horas en casa sin hacer nada más que zampar y ver pelis sin que nadie irrumpa en tu universo de musarañas es algo que echo de menos desde hace una eternidad! ¡Qué tiempos aquellos! Leer a tu simpático personaje me pone nostálgica!

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  2. resulta que desde que sigo a Ester y su particular exilio, tiendo a recordar esa etapa de mi vida, donde asomada a una ventana veia el horizonte y me sentia desdichada. cosas de los 16 supongo. Estoy deseando descubrir a la amiga rara. besos grande para la escritora

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  3. Yo creo que con dieciséis, todas nos hemos sentido desgraciadas alguna vez, y todas nos hemos buscado a nosotras mismas, en tardes de comilonas y vídeos. Yo también echo de menos esas tardes, pero para disfrutarlas, no para buscarme a mí misma ni sentirme desgraciada :D

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