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martes, 26 de octubre de 2010

Martes, 26 de octubre. Eres grande, pequeña...


Por petición popular (gracias por el aluvión de mails, me habéis emocionado)... tachán, tachán... Os cuento laaargo y tendido lo que os adelantaba en la entrada anterior.

(Pero vamos, que nada que ver con vuestras maliciosas insinuaciones -¿habéis visto, qué bien hablo?-. En resumen: que ni se me ha olvidado Óscar, ni se me han quitado las ganas de volverme a Madrid... Solo que el chico era guapo).

El caso es que ahí estaba yo, el domingo pasado, sentada en medio de la calle. Hacía un frío horrible y el ensayo era bastante aburrido. Mi madre estaba encantada, claro. Se sentó en un banco de piedra, alrededor del escenario improvisado, y agradeció con una sonrisa profidén una manta de cuadros apestosa que le ofreció una ayudante de mi padre. Él estaba allí, dando órdenes, organizando la iluminación, marcando las pautas, haciéndoles repetir la misma escena una y otra vez. Y mi madre como si estuviera asistiendo al mejor espectáculo de su vida. "¿No te encanta cómo mueve las manos? Parece que pinta las palabras", me dijo. A veces creo que se le va la pinza. El caso es que el ensayo terminó, nos fuimos a comer, y después a dar un paseo. Cuando empezaron a hacer manitas ya no pude soportarlo y les dije que me iba a dar una vuelta yo solita.

Cinco minutos después estaba mirando a través del cristal de una cafetería. ¿Que por qué miraba en lugar de entrar? Porque acababa de descubrir que dentro estaba mi compañera de pupitre, esa tía rara de la que os he hablado (¿o al final no os he contado nada?). Pues eso, que la tal María estaba ahí, y me dio muchísima pereza. Además, casualidades de la vida, ¿os acordáis del tío ese que me regaló una piedra? Pues estaba con ella. Y además, bastante cariñoso. Vamos, no es que se estuvieran dando el lote ni nada de eso. María es tan sosa que no me la puedo imaginar enrollada con un tío :D Pero bueno, que me voy por las ramas. El caso es que yo estaba ahí, mirando por el cristal, y decidiendo si me tiraba más el cruasán de chocolate o salir corriendo , cuando alguien (=Miguel) me habló:

"Eso está lleno de críos, yo que tú no entraría". Me pegué un susto, la verdad. No lo había visto. Y sí, el sitio estaba lleno de niños correteando, parecía una excursión de cole. Pero vamos, que por la forma en que lo dijo parecía el prota de una de esas pelis antiguas que tanto le gustan a mi madre. Sólo le faltaba el sombrero ladeado x-D

Me vais a matar, pero tengo que dejaros: mi madre lleva dos horas pidiéndome el ordenador y está entrando en fase de histeria. Prometo que mañana sigo.

¡Gracias por estar pendiente de mí!

Ester

1 comentario:

  1. ¿Por qué será que hasta que no tienes cierta edad, ver a tus padres haciendo manitas te produce un cierto... rechazo?

    Me alegro que hayas puesto los enlaces. Voy a ver si me entero mejor de la historia!
    Me encanta este personaje!!

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