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viernes, 29 de octubre de 2010

Viernes, 29 de octubre. Se llama María

Ro, perdona que me he quedado sin saldo, y ya no te he podido llamar de vuelta. Mi madre se niega a adelantarme la paga del mes, y eso que hoy estaba de buen humor (acaban de salir por la puerta. Se van al cine. ¿A qué cine?, me pregunto yo, porque aquí no hay ni uno).

El caso es que poco más, ya te lo he contado todo. Lo de María, mi compañera de pupitre, no te lo sé explicar mejor. Es misteriosa porque no habla con nadie, en cada descanso de clase sale disparada y vuelve siempre con la lengua fuera, como si hubiera estado corriendo los cien metros lisos, toma los apuntes más perfectos que he visto en mi vida, pero cuando algún profe la pregunta, en cualquier asignatura, es incapaz de contestar correctamente, tiene siempre la cara triste, o asustada, o las dos cosas, y para oírla casi necesitas una trompetilla, que me está creando un complejo de abuela sorda que no veas. Conmigo es maja, me deja sus apuntes, me sonríe, hace intentos de hablar algo: hola, adiós, ¿quieres? (un boli, las ochenta veces a la semana que se me pierde el mío)... y nada más. No es que me caiga mal, como tú decías. No la conozco, y eso que me paso cinco horas al día pegada a ella.

Y sí, me pone un poquitín nerviosa.
 
Hala, ¿resuelto el misterio?

Me voy a la cama a leer un libro, el plan con el que cualquier adolescente soñaría un viernes por la noche. :P

Ester

jueves, 28 de octubre de 2010

Jueves, 28 de octubre. Ojo verde


Perdona, Ro, tienes toda la razón. Ayer se me fue la pinza y no seguí contando la historia de Miguel, pero es que a veces me cabreo tanto con mis padres que me bloqueo…

Bueno, en realidad tengo poco que contar. Miguel, por lo poco que he hablado con él, es un chulo, un creído, tiene un séquito de admiradoras que lo vuelven aún más bobo de lo que es y... unos ojos verdes que cortan la respiración. Pero literalmente. Al menos, a mí. Ahora, cada vez que por algún motivo cruzo con él la mirada, el estómago me da un salto.

Y lo peor es que ni siquiera me cae bien. No sé, a lo mejor domina la magia negra :D

Hablo de "sus ojos", pero debería hablar en singular, porque tiene el pelo muy liso y una especie de flequillo que le tapa siempre el ojo derecho. Además es alto, y muy, muy delgado. Y sonríe sólo de medio lado. De verdad. O sea que entre que es medio tuerto y tiene la boca torcida os estaréis imaginando lo peor x-D Pero no, en serio, tiene algo especial.

Otra vez me he ido. Al tema: el tío estaba apoyado en la pared, junto al escaparate de la cafetería. Me dijo que el sitio estaba lleno de críos, y que me proponía un plan mejor. O algo así. :-O

Me pareció tan forzado, con los pulgares metidos en los bolsillos, el cuerpo apoyado en la pared, y el cigarrillo colgando de los labios, que me dio la risa floja. Y justo cuando estaba entrando en la cafetería, el tío dijo: “Bueno, otra vez será” y se empezó a reír a carcajadas.




Se ríe a gritos, os lo juro. Una cosa de lo más discreta. Y como si le dieran al on/off, porque tal cual empezó a reírse, se calló. Y desapareció. O sea, no en plan vampiro que se desvanece en medio de la noche, ¿eh?, no os montéis películas. Quiero decir que se fue, pero como es medio “elástico”, o sea, que cuando anda parece un poco que se desliza, en un par de zancadas se había marchado.

No ha vuelto a hablarme. Seguro que le sentó mal que no le hiciera caso... pero nos miramos de vez en cuando y, ya sabéis, lo de mi estómago y eso que os he contado...

Bueno, os dejo, que tengo que hacer millones de deberes. María, mi compi de pupitre, me ha prestado algunos apuntes, pero sigo yendo con retraso, arggg. Ah, y chicas, gracias por contarme lo de Óscar y Marta. Por mucho que digáis que fue casualidad, no me hace ninguna gracia que fueran los dos solos al cine. Con razón la cerda de ella no me ha escrito desde que me fui…

Ester

P. D. Ro, escríbeme y cuéntame lo del profe de dibujo y la anécdota de las ¿patatas fritas? No me enteré bien.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Miércoles, 27 de octubre. Manta y pizza


 
Mi madre me ha dejado el portátil y ahora, mientras escribo, estoy en el sofá, tapada con una manta y oyendo al Boss de fondo. No sabéis qué a gustito. Aquí empieza a hacer bastante frío, ¿y por allí? No os he contado que esta casa tiene chimenea, la verdad es que mola. El domingo por la noche mi madre y yo estuvimos viendo una peli de esas antiguas que a ella le gustan tanto: la chimenea encendida, una pizza cuatro quesos y dos boles gigantescos de palomitas. Vale, debo de estar muy mal porque el plan era patético... y me lo pasé genial. Sobre todo porque a mi madre se la veía feliz.

Sí, desde que vinimos aquí está más contenta. No todo iba a ser malo en este sitio. ¿O sí? :p Mi padre se pasa el día entero fuera, con los ensayos, pero viene a dormir todos los días y, por lo menos, ya no viaja. Además, dice que en enero se piensa coger un mes entero de vacaciones. Mi madre está que lo flipa...

Yo no lo entiendo, la verdad; mi padre es enorme, parece un oso: tiene manos gigantescas de oso, vozarrón de oso y se ríe como un oso (se ríe todo el rato, eso sí). Bueno, pues ella lo mira como si fuera el ser más perfecto del planeta. ¿Sabéis lo que me dijo el otro día? Que cuando ella lo conoció era igualito que Robert Redford, el prota de la peli que acabábamos de ver. Bueno, aparte de que ese actor es un dinosaurio con el pelo teñido, mi padre y él se parecen como un higo a una castaña. Yo ya me callo, porque por mucho que le diga que estamos aquí, enterradas en este pueblo de mala muerte por culpa de él y su trabajo, y que encima el tío sigue haciendo su vida, y solo aparece por las noches para dormir, ella le defiende igual: que si es su vocación, que si ella ya lo sabía cuando se casó, que si su "fuerza y su optimismo" compensan cualquier cosa... :-O

Yo me imagino que algo tendrá, porque a la gente siempre le mola mi padre. Una vez una tía lo paró en medio de la calle y le dijo que tenía una "mirada carismática". Todavía no he he entendido qué narices significa eso, pero vamos, por la cara que ponía la pava debía de ser algo muy morboso, porque se lo estaba comiendo con los ojos. Eso sí, mi padre se echó a reír, como siempre, le dio las gracias y siguió andando a mi lado, tan pancho, como si le hubieran consultado la hora...

Bueno, mañana, más.

Ester

P. D. No, chicas, no me enfado, pero no pretendáis que conteste vuestros mails chorras con fotos y chistes (Ro, esto no va por ti :). Para eso prefiero seguir contándolo aquí. Pero vamos, que si os empeñáis mucho, os envío yo también fotos, pero de aquí, del pueblo y sus habitantes, para que os aburráis a gusto :D
 

martes, 26 de octubre de 2010

Martes, 26 de octubre. Eres grande, pequeña...


Por petición popular (gracias por el aluvión de mails, me habéis emocionado)... tachán, tachán... Os cuento laaargo y tendido lo que os adelantaba en la entrada anterior.

(Pero vamos, que nada que ver con vuestras maliciosas insinuaciones -¿habéis visto, qué bien hablo?-. En resumen: que ni se me ha olvidado Óscar, ni se me han quitado las ganas de volverme a Madrid... Solo que el chico era guapo).

El caso es que ahí estaba yo, el domingo pasado, sentada en medio de la calle. Hacía un frío horrible y el ensayo era bastante aburrido. Mi madre estaba encantada, claro. Se sentó en un banco de piedra, alrededor del escenario improvisado, y agradeció con una sonrisa profidén una manta de cuadros apestosa que le ofreció una ayudante de mi padre. Él estaba allí, dando órdenes, organizando la iluminación, marcando las pautas, haciéndoles repetir la misma escena una y otra vez. Y mi madre como si estuviera asistiendo al mejor espectáculo de su vida. "¿No te encanta cómo mueve las manos? Parece que pinta las palabras", me dijo. A veces creo que se le va la pinza. El caso es que el ensayo terminó, nos fuimos a comer, y después a dar un paseo. Cuando empezaron a hacer manitas ya no pude soportarlo y les dije que me iba a dar una vuelta yo solita.

Cinco minutos después estaba mirando a través del cristal de una cafetería. ¿Que por qué miraba en lugar de entrar? Porque acababa de descubrir que dentro estaba mi compañera de pupitre, esa tía rara de la que os he hablado (¿o al final no os he contado nada?). Pues eso, que la tal María estaba ahí, y me dio muchísima pereza. Además, casualidades de la vida, ¿os acordáis del tío ese que me regaló una piedra? Pues estaba con ella. Y además, bastante cariñoso. Vamos, no es que se estuvieran dando el lote ni nada de eso. María es tan sosa que no me la puedo imaginar enrollada con un tío :D Pero bueno, que me voy por las ramas. El caso es que yo estaba ahí, mirando por el cristal, y decidiendo si me tiraba más el cruasán de chocolate o salir corriendo , cuando alguien (=Miguel) me habló:

"Eso está lleno de críos, yo que tú no entraría". Me pegué un susto, la verdad. No lo había visto. Y sí, el sitio estaba lleno de niños correteando, parecía una excursión de cole. Pero vamos, que por la forma en que lo dijo parecía el prota de una de esas pelis antiguas que tanto le gustan a mi madre. Sólo le faltaba el sombrero ladeado x-D

Me vais a matar, pero tengo que dejaros: mi madre lleva dos horas pidiéndome el ordenador y está entrando en fase de histeria. Prometo que mañana sigo.

¡Gracias por estar pendiente de mí!

Ester

Martes, 26 de octubre. Una alegría pal cuerpo

Hola chicas, ¿qué tal? Tengo tantas cosas que contaros que no sé ni por dónde empezar. Pero lo voy a resumir en dos frases: he conocido a un chico guapísimo de mi clase y ya tengo dos amigas. Hala, así de fácil. El domingo fui a la comida con mi padre, a la ciudad. Bueno, eso ya lo sabéis, porque lo he contado. El caso es que me tocó tragarme el ensayo de una obra que va a dirigir para la semana de las artes o no sé qué, y el ayuntamiento ha montado una especie de teatro portátil, en medio de una calle. Y eso, que allí lo conocí. O sea, no en el teatro, sino en una cafetería que había cerca de allí. Se llama Miguel y es... bastante tonto, la verdad. Pero está buenísimo.
Las chicas se llaman Lorena y Ainoa, y bueno, no son vosotras, pero es lo que hay.
Ya os seguiré contando que me llama mi madre para que le ayude a no sé qué y ni siquiera he empezado a estudiar.
A ver si os estiráis y me mandáis algún mail más allá de dos frases, guapas. O algún comentario, ¿eh? Para que vea que no estoy sola en el ciberespaciooooooo (léase con eco).
Ester

domingo, 24 de octubre de 2010

Domingo, 24 de octubre. L'amour

¡ME HA ESCRITO ÓSCAR! Me ha escrito, me ha escrito, me ha escrito, me ha escritooooooooooooooooooo...
Ha sido un mail larguísimo y más de la mitad solo habla de los partidos que ha jugado y todo ese rollo de siempre (qué obsesión por el fútbol, madre mía, ni que jugara en la selección española...). Pero me ha escrito, POR FIN. Y me ha dicho que "se me echa de menos". Teniendo en cuenta de quién viene es casi una declaración de amor, ¿no creeis?
Bueno, me voy, que mi madre está pitando desde el coche y llegamos tarde a la comida con mi padre.
Es que tenía que contarloooooooooooooooo.
SUPERESTER

Domingo, 24 de octubre. La piedra


Hola Ro

(Sí, esta entrada está escrita solo para Rocío, porque parece que es la única que está leyendo el blog. ¿No os doy pena? SNIF)

Lo de la piedra es una tontería. El lunes, cuando me caí en la escalera del instituto, un tío me ayudó a recoger los libros y fue bastante majo. No sé ni cómo se llama, ni siquiera si va a clase allí (parece mayor). El caso es que antes de ayer, mientras caminaba por la calle, di una patadita a una piedra que había en la calle y salió disparada... a la espinilla de ese mismo chico. Como te puedes imaginar no lo hice aposta. Al principio gritó un poco (de dolor, quiero decir), pero luego, cuando vio que era yo, se empezó a partir. Dijo que no había visto a alguien tan patoso en toda su vida. Genial. Cuando se fue me dio la dichosa piedra y me dijo: "toma, para que te dé buena suerte". Ya sé que es una chorrada, pero es que estoy muy blandita y me ha dado mal rollo tirar la dichosa piedra. Así que allí la tengo, sobre la mesilla de noche.

Bueno, me tengo que ir: mi madre se ha empeñado en que vayamos a la ciudad para comer con mi padre, que hoy tenía ensayo en la calle, para una representación que van a hacer en una plaza de allí dentro de dos semanas. Un peñazo. Pero ya sabes, a mi madre le parece el plan de su vida. Ella está feliz, porque dice que ahora le ve mucho más, y que empezamos a ser una verdadera familia. Ja.
Cuéntame más sobre ese curso de pintura, suena muy bien. Es guay que te hayas decidido por fin, estoy convencida de que vas a ser una pedazo artista.

Si no llego muy tarde, te doy luego un toque, que ya tengo Skype.

Ester
 

sábado, 23 de octubre de 2010

Sábado, 23 de octubre. En las narices


Una semana. Hace una semana que llegué aquí, pero parece que fue hace dos siglos.
Ayer tuve una bronca enorme con mi madre. Lo único que le pedía es que me dijera una fecha: un día, un mes o un año, algo a lo que agarrarme. Pensar que estoy aquí de forma indefinida me mata. Si por lo menos supiera que existe una posibilidad de volver...
 
Sobreviví a la gastroenteritis y volví al instituto. La gente me sigue mirando al pasar como si fuera un bicho raro, con curiosidad, pero también con desconfianza. Y digo yo que lo más normal es que me miraran con pena. No os he contado que después de mi entrada triunfal en las escaleras del instituto mi madre se empeñó en ir a ver al director, para presentarnos. El tío fue bastante majo: que bienvenida, que lo que necesitara, bla bla bla... Pero yo no hacía más que mirar el reloj hasta que ¡Riiiiiiing! Sonó el timbre para indicar que empezaban las clases.

Salí a todo correr, pero tardé un buen rato en encontrar mi clase. La puerta estaba cerrada, claro, y yo oía al profe hablar de fondo. Golpeé con los nudillos, pero él nada, seguía hablando. Volví a llamar, esta vez más fuerte. Ni caso. Así que decidí entrar a las bravas...

Y tan a las bravas. El hombre estaba justo detrás de la puerta que yo abrí de par en par.  PUMBA. Menudo golpazo le di en la nariz. Qué palo, de verdad. La gente de clase se partía, y yo ahí, como un pasmarote, porque el tío me miraba totalmente ido y no era capaz de hablar. Al final reaccionó y me mandó sentarme al lado de la chica más rara de toda la clase, esa es otra, ya os contaré.
 
TOTAL, que así de penosa ha sido la semana. Y eso que en mi mesilla de noche tengo una piedra que, según me dijeron, me daría buena suerte. Pues menos mal, porque si llega a ser gafe...

Me voy a la cama. Mañana me espera otro día divertidísimo en villatostón. Venga, matadme de envidia, contadme dónde estabais mientras yo escribía este rollo patatero. Si es que habéis conseguido llegar hasta el final. Me da que no, que ni una de vosotras está leyéndome.
(Ro, ya sé que tú sí, pero me lo cuentas por mail o por sms, y eso aquí no luce nada).
 
Buenas noches. Por decir algo.

Ester




*Foto tomada de El cuadrilátero

miércoles, 20 de octubre de 2010

Miércoles, 20 de octubre. Aaargggh

No he muerto, pero casi.
Llevo dos días en la cama, con una gastroenteritis de caballo. No como. Casi duermo en el cuarto de baño. Y tirito continuamente, no sé si por la fiebre, los vómitos o la falta de calorías.
Por eso no he escrito. Y por eso no he contestado vuestros mensajes.
Merche, deja de enviarme tonterías que me bloquean el correo y lánzate con más de dos palabras seguidas. "Qué tal estás" sería suficiente. O un comentario por aquí, para demostrarme que me lees.
¿ALGUIEN ME LEE?
Ro, gracias por llamar. La próxima vez, prometo ponerme. Si he superado esto.
Os dejo, me voy otra vez al baño.
 

lunes, 18 de octubre de 2010

Lunes, 18 de octubre. La escalera asesina.

¿Sabéis para que se inventaron los comentarios en el blog? ¡Para contestar las entradas!
Solo me ha puesto un comentario Astrofísica, ¡y eso que está bien lejos de aquí!

En fin, os lo perdonaré porque no me queda más remedio. ¿Qué sentido tiene cabrearme con vosotras de lejos?

Bueno, os pongo al día:

Estoy fundida. Muerta.
Ayer por la noche no podía dormir. No sé si eran los nervios, la cama, que no me acostumbro a ella, o el silencio de este pueblo, que me agobia. Echo de menos el tráfico, si estaré desesperada X-D
Y esta mañana me he dormido, claro. Así que mi presentación oficial en el insti ha sido sin duchar, con una coleta mal hecha y una mancha de tomate en la camisa. La que me puse anoche para cenar. He ido tan volada que ni me he dado cuenta.
Pero eso no ha sido lo peor, no, lo peor ha venido después: cuando me he caído en mitad de las escaleras de entrada. ¿Os lo podéis creer? Yo allí, sentada de culo, los libros esparcidos a mi alrededor, las risitas del público asistente y mi madre gritando desde la distancia como si me hubiera atropellado un camión y mis sesos estuvieran desparramados por el asfalto. Sí, mi madre: se ha empeñado en acompañarme, otro detalle surrealista del día. Qué marrón.
¿Había dicho que estaba muerta? No, ojalá. Me quiero morir y resucitar en mi vida anterior, esto es una pesadilla. Por qué me está pasando esto, ¿POR QUÉ?
 
Mañana o pasado os cuento más. Hoy solo  quiero meter la cabeza debajo de la almohada. Sí, sí, debajo, no encima. Con un poco de suerte me ahogo. Pero antes me voy a preparar la ropa de mañana, por si acaso ;-)

Ester

domingo, 17 de octubre de 2010

Domingo, 17 de octubre. ¿Hola?

Y aquí estoy, esperando informes sobre la fiesta de ayer. Me he comido todas las uñas de las manos (a los pies no llego). Mucho mensajito al móvil, mucha fotito, pero de sustancia, nada de nada. Se me ocurren mil preguntas: ¿Quién fue? ¿Bajó María desde Galapa? ¿Y Patri, se puso el vestido rojo que prometió? Bla, bla, bla... Seguro que estáis pensando que lo que yo quiero, de verdad, es saber si fue Óscar. PUES SÍ, pero ¿por qué me obligáis a publicarlo? Seguro que estaba guapísimo. Ays. ¿Me echasteis de menos? Mejor no me contestéis, voy a echarme a llorar sea cual sea vuestra respuesta :(

Estoy histérica. Mañana empiezo en el insti nuevo y no tengo ni idea de lo que me voy a encontrar.


Rocío, vi tu llamada perdida. Gracias, guapa. A ver si mi madre me adelanta la paga y puedo rellenar la tarjeta, porque aquí, por no tener, ¡no tengo ni teléfono fijo! :´(
Por lo menos tengo el blog.

Corto el rollo antes de ponerme más patética.


Ester



sábado, 16 de octubre de 2010

Sábado, 16 de octubre. Aterrizaje

Acabo de llegar y ya estoy deseando volver...

Nadie podría imaginar lo patético que es este sitio. Mi madre se ha empeñado en pasearme con el coche para conocerlo a fondo... Y claro, en una hora estábamos de vuelta en casa. No sé dónde se mete la gente de nuestra edad, sólo he visto viejos y niños, esto parece un pueblo fantasma y estoy cagada pensando en el lunes que viene… ¿qué me encontraré en ese instituto?

Por favor, si estáis leyendo esto tal como prometisteis NECESITO TENER NOTICIAS VUESTRAS.

¡¡¡Escribidme, contadme que está pasando en Madrid!!!

 
(Qué patética sueno, arggg)
 
Del que tampoco sé nada es de Óscar: le envié un mensaje ayer por la mañana para despedirme, pero todavía no me ha contestado. Por favor, no le deis la dirección de este blog por nada del mundo, ¿eh? Me moriría de vergüenza si lo leyera.
 
Mañana por la noche me meto en el twitter a ver si os pillo. Así me contáis qué tal la fiesta… ¡ahora mismo estaréis yendo para allá, qué envidiaaa!

Ester.